sábado, 7 de julio de 2007

REMANSO DE PAZ

No sé si conocéis la calle Dulcinea, una calle pequeñita, peatonal, situada entre Hermanos Oliveros y María Guerrero (zona calle Murcia). Un rincón de la ciudad donde parece que el tiempo se ha detenido. Las fachadas están llenas de macetas que cuidan los vecinos y se respira tranquilidad. Un descubrimiento que hice en la noche del Martes Santo tras ver al Amor por la calle Granada, algo perdido por aquellos barrios mientras buscaba al Perdón.

1 comentario:

José Ramón Suárez Ortiz dijo...

Ahí vivía un entrañable hermano del Perdón que cuando la Casa de hermandad de esta corporación estaba en María Guerrero acercaba sillas de su casa cuando faltaban.

Si mal no recuerdo, una placa lo recuerda agradeciendo que siempre mantuviera encendida la llama del Perdón.

Post Scritpum Esa calle y ese entorno, preciosos. a ver si te pases más a menudo y captas su encanto.